Existe un lugar donde la música espera
tranquila y sin forma,
inquieta y serena.


Allí todo es música, pero aún silenciosa.
Necesita de los magos que van allá y la toman
introduciendola en su ser;
para así un día poder ofrecerla al mundo
transformada, completa,
fresca y perfumada con sus mensajes,
recuerdos y sentimientos.

Esa es quiza la función de los músicos,
como magos que orientan,
canalizan y modelan esa música
silenciosa y dispersa que nos acompaña
en cada momento de la vida.